lunes, 17 de enero de 2011

Señores, esto es Triana.

Triana le da a la vida color de almanaque y fiesta. tal vez con los ojos cerrados sabríamos que está pasando su gente, esa que camina como si navegara, surcando aceras, atracando en portales y zaguanes, saludándose como solo saben hacer la gente de la mar, de puente a puente, de mano a  mano. Triana tiene aromas de ciudades enamoradas y en su día grande saca del armario el ropaje de arrebato, nada queda indiferente al paso de sus cosas porque no hay corazón que no se venza ante esos vendavales.
El Nazareno de la O, no podría cruzar las aguas del rio que frisa su capilla, si no hubiera detrás y delante y a la vera un pueblo levantado en amores aliviándole del peso de carey que fuerza su columna.
Es el mismo pueblo que se viste de marinero de amores y sale a navegar de la Calle Pureza y en Triana mi esperanza y en Triana la Señora que por las aguas avanza con seis varales de eslora. Una calle de barrio viejo que se convierte en altar y en barco que va parejo como un palio por la mar
Oleaje  de blanca cera desde babor a estribor la mece por habaneras desde corneta y de tambor. Sus banderas estandartes, marineros de costal, en la gente su baluarte y en su memoria arrabal, su palio vela mayor, su itinerario la aurora, su timón un llamador y en el puente la Señora, de grumete un aguador, por la proa nazarenos, en la mar un resplandor y allá en el cielo ni un trueno y sirviéndole de amparo donde las aguas se abren Triana tiene su faro en la capilla del Carmen. Pañuelos de despedida que se echan a volar con lágrimas caídas que se ahogan en la mar, bronce que tañe el repique en la espadaña del puerto mientras abajo en el dique parte un palio a mar abierto. Un viento por la trasera chicotá  tras chicotá, La lleva hasta la ribera de la misma madrugá. Un suave balanceo tiene su vieja madera que en su bodega ajetreo de hombre y trabajadera.
El  horizonte Sevilla, hacia Catedral avanza, que mas allá de la orilla tiene espejo esta Esperanza.
Adiós madre capitana, tenga feliz singladura, mañana por la mañana tu cara aun será mas pura, de vuelta por la bocana del puente, a la embocadura el aire de tu Triana te ceñirá la cintura, mientras las sangre batiente de las almas en espera dará color de poniente a esta pronta primavera
Leva anclas barlovento que hoy le sirve de vigía entre el recodo del viento su bendita cruz de guía. Doce horas de crucero, corazones en bonanza que en Triana, marinero, ya navega la Esperanza.

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