lunes, 27 de diciembre de 2010

O Natal do moleiro


Sentados al calor de la vieja chimenea, teñida ya de hollín no tanto por los años como por la dejadez, el abuelo estaba rodeado de todos sus nietos, como un ave que proporciona calor a sus polluelos. -Va de cuento. Y efectivamente, de cuento iba.
La noche de Navidad era triste y fría. La nieve, se amortajaba en los campos como un níveo manto de Paz, el camino no se podía ya ver bajo la gruesa capa de nieve que aumentaba con la nevada cada vez más persistente.  El viento silbaba del noroeste por entre las rendijas de la puerta del molino, en otros tiempos entrada del grano a espuertas y hoy desvencijadas por el pesar del tiempo y el olvido.
Sentado en la vieja muela, ya desdentada, donde incidía la luz de un candil, el molinero, desaseado y con la barba canosa, junto a su mujer comía la mirada cena. -Tiempos difíciles para los más pobres,  tiempos difíciles. Fijaos en aquel pobre molinero, que siquiera tenía para dar a su mujer una cena de Navidad.
Próximo al molino se escucho de repente una voz y el molinero al abrir la puerta vio un viejo mendigo todo envuelto en nieve.- Entre mi peregrino de desgracia, dijo el molinero al impávido anciano,- aquí no hay dinero, solo la suerte de haber cariño, añoranza y pan. Entre a comer y acérquese al hogar. Celebremos el nacimiento del Divino Verbo, pues la vida solamente se resume en la esclavitud impuesta por el destino. . –Que bonito es cuando el que tiene poco aun quiere compartirlo. Aprended esto niños, aprendedlo y no lo olvidéis nunca.  
Entonces el peregrino, con una voz sonora, se llevo las manos al pecho y con humilde solemnidad  pronunció: Bendito sea a toda hora este molino, por que ha sido elegido por Dios.        
Cada uno extrajo su conclusión de la moraleja de este cuento de Navidad...

domingo, 5 de septiembre de 2010

Unendliche Melodie o Caida Continua

La broma del peor gusto. Un scherzo inncesario inserto entre dos movimientos, el uno vivacissimo, de comienzo dolce, desarrollo apasionato y finale con fuoco, sin cadenciar aun. El leimotiv de ese primer movimiento, mal llamado leimotiv o quiza no, sigue latente y presente en el scherzo. El movimiento que le sigue aun no está escrito, no se que es lo quiero para él, pero si lo que no quiero. ¡Que penas mas negras!, ¡que ansias vitales!, las carnales las dejaré.
No esty dispuesto a que esa melodia pastosa y pesante del primer movimiento continue ennegreciendo el resto de mi composición.
¿Quien dice que para componer es necesaria la tonalidad?, no lo creo. No pretendo que esta obra tenga tonalidad, ni siquiera un centro armónico, atonalidad y después nada. Nada. La palabra mas llena que nunca he escuchado. Con ella se dice todo, es curioso decirlo Todo con Nada.
La vida es curiosa. Las palabras también lo son, son curiosas y bellas. La belleza está en todas las cosas y por ello en las palabras, solo hay que buscar el momento y el lugar adecuados para admirarlas y hacerlo en una combinacion optima.
Los grandes eruditos, intelectuales azules, desporeciaban al la turba ingnorante. Creian que no podia extraerse nada de ellos. ¡Que lastima! El echo de que sean inferiores es cualidad que debe aprovecharse. No hacerlo si que es de ignorantes, hacerlo y no reconocerlo es de cisnes ignorantes. En esta melodia infinita estoy sumido, y la cida contínua me hace velar, por temor al momento en el que encontraré, al fin, después de muchos años, la ansíada peána en la que descansarán mis huesos. Y después, sin conseguirme librar del scherzo maldito, un obituario prematuro acaso ya escrito por mi.Pero, ¿entonces estoy muerto?, ya inclueso los cisnes me parecen azules.

martes, 31 de agosto de 2010

De Amicitia

Que noche. El cielo rosado del anochecido dejaba ver un fondo velazquiano, las lanzas se me revelaban por doquier, nada presagiaba un buen final. La vista aérea que presentaba la ciudad era poco esperanzadora: la noche iba ciñéndose sobre los pináculos de la seo apenas iluminada aun por el rosado poniente; la serpiente que pisaba la ciudad, toda verde y calma, como una alfombra de olivinos y jades, quietas, tal vez surcadas por algun cordón de plata, dulce soplo del Valle. El melón de la torre cortaba el cileo negro con su redonda figura, y parecia que se deshacia en escamas torre abajo.
Por fin se decidió a pasear. El parque se vei a apacible y se prestaba al vespertino paseo. Las acacias de la entrada empezaban, celosas, a recoger sus ojas, los plátanos de sombra desprendian ese olor de sangre, sangre y tierra mojada. Poco a poco fue formandose en el cielo, al principio estaba lejos, primero al luz, después el número de caja de truenos, vesánica manifestacion divina. Los regalos de Zeus se manifestaban en toda su amplitud y número. Parece que no va a guardar nada para otro dia.
Al pasear por la avenida de los tejos reparó en sus botas empapadas en barro de polvo, barro de tierra seca, barro de desierto. De pies a cabeza parecia una Victoria, abrazada por las olas bravas de la mar, adheridos los paños al cuerpo por el viento y la velocidad. Aunque la lluvia no era plácida, no se le veia incómodo, su caminar pausado revelaba que no le interesaban las inclemencias del tiempo tanto como el pesaroso divagar de su mente. La ropa estaba ya empapada, dejando notar su anátomia. ¡Que placer!, contemplar aquel rostro praxiteliano dejando escurrir las gotas de lluvia por la aungulosa nariz, las vestiduras ceñidas al torso, torso de marinero vasco.
¡Tarde se sangre y de barro! Al pasar pajo el cerco de una farola, está le dejó en el anonimato y los pasos que le precedian, furtivos e inexistentes, se manifestaron en forma de hoja de acero y cahas de nacar. Quizá aquel mismo cuchillo vengó una doble traición...
No sería poético desvelarlo, ni creo que interese. Algún dia retomaré esta esperanzadora historia.

domingo, 29 de agosto de 2010

Dame la mano


En cierta manera, yo sabía todo esto desde hace mucho tiempo. En realidad la anticipación llegó un día, en forma divina. Nadie podría haberlo esperado. Fortuna hizo su aparición en mis sueños, vestida de Inmaculada, toda llena de oro,- Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida a tu pueblo y la casa paterna, prendado está el rey de tu belleza; póstrate ante él, que él es tu Señor. Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. La alegría saltó en mi pecho. Siempre recuerdo su imponente figura de aristócrata decadente, con todas las galas de verano, frente al pueblo, sintiéndose un poco dueña de los hijos que se fueron y vuelven por ver a su madre.
Qué lindo sueño ¿verdad?, me gusta pensar en la de verdad vestida de rojo, blanco por dentro, rosarios, propios y otros de prestado, pañuelito de encaje blanco, pendientes de oro, corona dorada. ¡Como la llevan!, a paso ligero, al ritmo de sus voces,- Santa; Pura, Vida, Esperanza y Dulzura. Gozoso día. Los hombres del campo vestidos de limpio, se arremolinaban ante el desfile de prendas traídas para ella, igual que las joyas de Ofir.
Siento en mi especial gusto por esos días de niñez. Parecía incluso grande. Al verla y vestirla hoy, veo que en un cuerpo rígido, aunque articulado, realizado en madera, hierro y estopa. Las telas más nobles, bordadas con purísimo amor filial, pueden cubrir apenas su grandeza y magnificencia. Aunque pequeña en talla, su Alteza no conoce fronteras; igual da verla rodeada de marismas y pinares, que en una gruta, o verla perderse mar adentro en una falúa. Ella está en siempre a nuestro lado. 

Las ruedas de los carros que llevan los Simpecados van llenándose de polvo por el camino y ella, ama que cuida, retira esa tierra, lima la rebaba. Así es, queramos o no, pero podemos sentirnos afortunados.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Plenilunio

Redonda. Brillante. Así estaba y nosotros ignorándola. Nos acompaño todo el tiempo, testigo movil aunque vigiante de las pasiones. Dicen que tiene cara, yo creo que cara y algo mas. Tiene alma, alma de acero, alma callada, escucha pero no habla. Siempre escucha, que cualidad tan importante, la mas buena , el gran hablador tiene que ser mejor escuchador. Que necios quienes hablan y no escuchan, pero en cambio, ella es virtuosa, siempre escucha y nunca habla. 
Impasible, carabina de tantos amores, quietos entre las cortinas de los quicios mas nobles. ¡Nunca dices nada!¡Manifiestate y recuerdanos lo injustos que somos contigo!, paño de lagrimas, pozo de amores frustrados, nana de tantas noches; la nana del olvido, la nana del sueño, nana a ti.
Serás moneda de plata y de oro al mismo tiempo, todos los metales se agrupan entorno a tu oronda majestad. Pago de Caronte, al cruzar la Estigia pagaré con tu valor. Con el valor de verte cada dia, cada noche, de tenerte en mis sueños, argentando mis duermevelas. Si, definitivamente tiene acero. Bañaste a Platero; fuiste trono de despiadadas reinas, que engañaban a princesas; eres mora y flamenca. ¿Donde duermes? A veces creo que al llegarte con las laudes el  relevo, te sumerges en los zafiros y corales que hay mas allá del horizonte.
Me gusta verte asi, en dias como hoy en los que parece que estas enchida de júbilo, satisfecha de no se que labor. ¿Acaso salvas vidas?, ¿acaso impides desastres?, ¿impides injusticias tal vez?. ¡No! Tu simplemente haces lo tuyo: escuchar, escuhar y dar consejos callados en tu sólido y brillante argentar.



Mi Capricho

Paula, retomo la labor de no dejarte sola. No me interesa ya la mujer, estamos en el estadio del espíritu, o al menos eso me dijo mamá. Quiero cantarte algo, un viaje, ¿te parece Paula?, no puedes contestarme, pero seguro que estás de acuerdo.
¿Te acuerdas del Capricho? Nunca lo habia visto tan extraño, aunque ahora no tengo la certeza de haberlo visto de ninguna otra manera, ni siquiera puedo asegurar haberlo visto antes. El imponente caserón tenia un fondo más espectacular si cabe, un botecito blanco y verde surcaba las aguas del Atlántico. Al adentrarme en la ciudad y llegar al puerto fui testigo de la orgia de calafates, almadraberos, bacaladeras y jitanas del romaro que se arremolonaban entorno a los marinos recien llegados de las Américas. Algunos traian tatuajes en sus bronceados brazos, otros loros sobre sus hombros y los mas caudalosos, un nego o una corte, que servirian de ayudas de cámara en sus residencias indianas. En mi paseo, me dejé llevar por las callejuelas encaladas y ennegrecidas por el salitre y una lejana melodia me trajo de nuevo junto a ti, junto a esta cama. Paula tu espíritu permanecerá siempre entre nosotros.

Esperar

No se que decir, en realidad no se si hay algo que decir. Pero seguro que si, simpre lo hay.
Mal habian despuntado los albores del amanecer, cuando Ana se levantaba y colocaba su nariz frente al cristal, como un pez en una pecera, pero al contrario ella miraba las olas romper contra la arena desde tierra firme,¿o no tan firme?
Cada mañana, cuando paseaba por el puerto, disimulando su desinterés en comprar pescados frescos, miraba siempre al horizonte, oteaba con afan de llegar a unltramar y verlo alli, pero nunca ocurria.
El dia que Miguel llegó no puede describirse, creo que por eso no debería aventurarme a hacerlo. Las palabras en raras ocasiones pueden describir momentos como ese. Lo intentaré.
Las horas que Ana habia invertido en la ventana dieron un horrible atardecer de tempestad sus frutos. El Cantábrico dejaba ver en lontanaza, por debajo de su cielo plomizo y su mar arbolada, una motita de polvo, con las velas al viento. Apenas una diminuta mancha guardaba todos sus anhelos. A medida que esta avanzaba, mas se cerraba la galerna sobre el puerto. Por entre las ventanas de la casita de Ana ululaba un Norte bravo, como los viejos lobos de mar.
Ella fue testigo . Nunca mas pudo abrazar a Miguel, el mar se lo tragó , envidioso, delante de ella. Impotente, abatida, sola.
Dicen las viejas de la playa, que en los dias de viento y galerna, puede escucharse el rumor de los pasos de Ana, descalza, sobre la arena humeda, caminando hacia su final.
Pero no las creo, no me creo nada, las viejas de las playas han visto y opido mucho, y son viejas, los recuerdos se les hacen difusos. Pero es bonito pensar en su amor.

martes, 24 de agosto de 2010

En secreto

Dos, dos o cuatro. Según como se miren. Negras, de madera sin lacar, talladas, brillantes de barniz. Sois mis amigas. Yo os siento como tal, me acompañais en los momentos felices, repicando de alegria, y en los momentos tristes sobre la tabla de mi escritorio, quietas, atadas, emparejadas no decis nada. ¿Como es posible que seais capaces de decir tanto en los momentos de algazara popular y sin embargo parezcais tan poca cosa en manos inexpertas?
Pues alli estaban, impávidas, sobre el escritorio soportando las miradas que él les dedicaba.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. Ocho agujeritos atravesando ese tubo hueco. La embocadura delataba el trato recibido, acaso malo, por parte de sus dueños. ¡Que injusta es la vida!
Habeis sido creados, al igual que muchos otros, para el disfrute de las personas. No sois mas que eso, objetos que en ocasiones cobran vida exclusivamente en nuestras manos expertas. Eso dicen y eso debemos creer. Sin embargo puedo asegurar que no. Vosotros sois como los juguetes que adoptan vida propia cuando el niño sale de la habitación. Me gusta pensar que cuando salgo, en la soledad del oscuro cuarto, os aliáis en sonoras sinfonías, en algarabias infinitas que duran hasta el preciso momento en el que la llave roza la puerta. Habeis sido odiados, ocultados, prohibidos. ¿Por que?¿Que insensible corazon puede querer haceros daño?.
Es una pena no poder compartir esto con la humanidad. Aun hay personas que no están preparadas para entenderlo, siquiera creo que muestren el menor interés en querer apreciarlo, pero Ella es la que lo rige todo, y se hará notar. Ya se hace latente en todo nuestro organismo,- Escucha tu corazón.
¡Es música!, todo es música y la música lo es todo.

lunes, 23 de agosto de 2010

Ascensión

No se como empezar. El caso es que no creo ni siquiera que interese. Pero de cualquier manera quiero contarlo. Puede ser que no sea necesario, a nedie le interesa ya escuchar historias de cosas viejas, y vieja es la que tengo en mente. Creo que ya se como empezar...

La vieja casita solo tenia una entrada. Una boca negra en medio de la fachada de cal lavada por la lluvia de los tiempos. Los geranios de la macetas quedaban en la memoria, y estas, del azul más exuberante denotaban la bonanza de épocas pasadas, cuando los hombres regresaban con los cintos llenos de perdices, montados en sus relucientes caballerias, con las escopetas en ristre y la rehala nerviosa, jugeteando en redoedor a la espera de su reconpensa. Los dias que más, traian perdices y conejos, algún faisan y zorras y lagartos. Los dias de suerte traian orgullosos los javalíes, los corzos y los venados en transportines imporovisados.

No es justo decir que la hubiesen abandonado, ella estaba alli, sentadita en su silla de aneas pintada de verde, con el fondo negro de la puerta de su casa. La puerta. Esa es otra cuestión. Las puertas son en cierto modo las bocas de las casas ¿no? . Las bocas y mas cosas, ya que por ellas entran y salen todos los elementos que la conforman. Esa puerta, no solo los listones ennegrecidos de castaño, sino también el granito del dintél y de las jambas, significaba mucho para ella. Atravesandola y no a muchas habitaciones de distancia, habia venido ella al mundo, al igual que sus antepasados, todos desde la fecha que se desdibujaba por el dintel de la puerta; Ave Maria-Gratia Plena Anno de 18...Sola. Es lo que me evoca esta visión.

Pero en realidad ¿que podemos esperar?. Las bonanzas acabaron, la caza estaba en los extremos de la extincion y las calderas de siderúrgias vizcainas ardian en ansias de progreso y de futuro. Y ¿ella?, alli se quedó. No creo que ya sea capaz de responder si se le pregunta, pero en su interior guarda la pena de ver a los suyos partir hacia el norte, dejando su hogar para perderse en los sueños de la modernidad, en el metal, en el hormigón, en el cristal, gente que viene y que va. ¿Donde está alli el lavadero?, ¿y el colmado?, ¿y la tahona?, ¿y el molino?. -El cartero tiene que tener una buena montura para repartir el correo a toda esa gente. Los noños se rien de la ignoirancia de los mayores, es comprensible, o ¿no?.
Imaginaos una gran enciclopedia del saber, pero en un idima que nos sea extraño. Un idioma ininteligible para la humanidad. Eso veo en ella, una enciclopedia negra y enjuta sentada encima de madera y esparto inerte. ¿El mito de Dafne?, no. Su vida nunca será contada de esa manera, solo que el trágico final es inevitable. Las cualidades del objeto son involuntariamente adquiridas por la persona, no la concibo sin su silla verde, sin sus fachada blanca, sin su puerta negra. ¿Os he hablado del balcón? Que lindo, negro de forja, con zarzillos y jaeces, como una gitana o un purasangre. Pero lo mejor no está por encima, no, es necesario mirarlo de otro modo. Al colocarse debajo se descubre un azulejado soberbio. Piezas talaveranas de una blaqui-añil envidiable, que se tejen en estrellas fabulosas, haciendole de palio a la santa que alberga. Palio o mas bien dosel, doselete de Asunción, como la que traian las mozas en procesión cada quince de Agosto.

Que lastima da verla de esta manera. No conoce a nadie, es una extraña y todo el mundo le es extraño.
¿El cambio de los tiempos? Es probable. Pero creo que esta muñeca de trapo, titere vestidita de viuda, bajo su dosel y sus macetas, su puerta, sus rejas, su fachada encalada y sus recuerdos de otros tiempos, de las perdices y las rehalas, esa es el verdadero tiempo. Es la marionea del mismo Cronos que viene a darnos una pista del astuto entramado que nos tiene preparado. Asi es, siempre fue y debemos esperar que asi continue siendo.