martes, 31 de agosto de 2010

De Amicitia

Que noche. El cielo rosado del anochecido dejaba ver un fondo velazquiano, las lanzas se me revelaban por doquier, nada presagiaba un buen final. La vista aérea que presentaba la ciudad era poco esperanzadora: la noche iba ciñéndose sobre los pináculos de la seo apenas iluminada aun por el rosado poniente; la serpiente que pisaba la ciudad, toda verde y calma, como una alfombra de olivinos y jades, quietas, tal vez surcadas por algun cordón de plata, dulce soplo del Valle. El melón de la torre cortaba el cileo negro con su redonda figura, y parecia que se deshacia en escamas torre abajo.
Por fin se decidió a pasear. El parque se vei a apacible y se prestaba al vespertino paseo. Las acacias de la entrada empezaban, celosas, a recoger sus ojas, los plátanos de sombra desprendian ese olor de sangre, sangre y tierra mojada. Poco a poco fue formandose en el cielo, al principio estaba lejos, primero al luz, después el número de caja de truenos, vesánica manifestacion divina. Los regalos de Zeus se manifestaban en toda su amplitud y número. Parece que no va a guardar nada para otro dia.
Al pasear por la avenida de los tejos reparó en sus botas empapadas en barro de polvo, barro de tierra seca, barro de desierto. De pies a cabeza parecia una Victoria, abrazada por las olas bravas de la mar, adheridos los paños al cuerpo por el viento y la velocidad. Aunque la lluvia no era plácida, no se le veia incómodo, su caminar pausado revelaba que no le interesaban las inclemencias del tiempo tanto como el pesaroso divagar de su mente. La ropa estaba ya empapada, dejando notar su anátomia. ¡Que placer!, contemplar aquel rostro praxiteliano dejando escurrir las gotas de lluvia por la aungulosa nariz, las vestiduras ceñidas al torso, torso de marinero vasco.
¡Tarde se sangre y de barro! Al pasar pajo el cerco de una farola, está le dejó en el anonimato y los pasos que le precedian, furtivos e inexistentes, se manifestaron en forma de hoja de acero y cahas de nacar. Quizá aquel mismo cuchillo vengó una doble traición...
No sería poético desvelarlo, ni creo que interese. Algún dia retomaré esta esperanzadora historia.

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